viernes, 31 de mayo de 2013

MACHINE HEAD - Deep Purple, 1972


El Mark II de Deep Purple ya había sentado cátedra con el "In Rock" de 1970 y el "Fireball" de 1971, dos álbumes que habían contribuido a la colocación de los cimientos de la explosión que en el rock se iba a producir en la década de los 70.
No contentos con ese estatus muchas veces negado, Deep Purple se encaminaba en el invierno de 1971 a la localidad suiza de Montreaux para grabar la que sería su obra definitiva. Cargados con el estudio móvil de los Rolling Stones y con el increíble ingeniero Martin Birch, los cinco miembros de Deep Purple llegaban al Casino de Montreaux, y ni la hepatitis de su vocalista Ian Gillan, ni el incendio del lugar en el que iban a grabar durante una actuación de Frank Zappa, fueron obstáculo suficiente para impedir la grabación de tamaña obra maestra.
Parece increíble que un álbum, "Machine Head", grabado prácticamente en los pasillos del Grand Hotel de Montreaux, tenga la calidad sonora que atesora. Seguramente la producción del disco a cargo de la propia banda, y el trabajo de Birch a los mandos del móvil de los Rolling Stones tengan mucho que ver, pero lo que es definitivo a la hora de obtener un sonido todavía más pulido que el de anteriores esfuerzos, es sin duda la presencia aquí de cinco músicos excepcionales.
Ritchie Blackmore, Jon Lord, Ian Gillan, Ian Paice y Roger Glover, la formación clásica del Mark II, suma talento, técnica, improvisación y virtuosismo, tanto a nivel individual como ensamblados como una de las bandas más poderosas de la historia del rock.
En "Machine Head" los temas vuelven a construirse en torno a un riff primario, de guitarra o de órgano, alrededor del cual van desarrollándose el resto de instrumentos. Esto otorga un delicioso toque improvisativo al álbum, una de las señas de identidad del Mark II de Deep Purple.
Un virtuosismo y una mezcla de estilos y elementos imposibles de clonar. Rock, clásica, jazz, blues y complejidad progresiva utilizados para que Deep Purple cimentase definitivamente su sonido, un sonido conducido a través de las texturas creadas por el teclado de Lord y ejecutado por los riffs rápidos e inspirados de Blackmore. La interacción entre ambos se antoja fundamental en la obtención del resultado final.
La técnica vocal de Ian Gillan sigue siendo única, y su participación en "Machine Head" contribuye a ese sonido clásico, tanto en los temas más duros como en los más melódicos, donde el vocalista brilla por igual.
El bajo de Roger Glover añade una sensación extra de dureza, e Ian Paice se muestra rápido, complejo, imaginativo y rítmicamente perfecto.
Con semejantes ingredientes sucedió lo que tenía que ocurrir, y "Machine Head" se convirtió en una obra maestra atemporal.
"Machine Head", publicado en Marzo de 1972, es un álbum memorable, un trabajo concebido sin apenas pretensiones comerciales. Evidentemente se puede discutir sobre cual es el mejor de los álbumes de la trilogía sagrada del Mark II, pero lo que no se puede negar es que en "Machine Head", grabado ocho meses antes que el "Made In Japan", los cinco componentes de Deep Purple se encuentran en una de sus más elevadas cimas técnicas y creativas.
El explosivo inicio de "Machine Head" a lomos de "Highway Star" define el género a través de las rápidas secciones de guitarra de Blackmore y los alaridos de Gillan. Tremebundo duelo de solos de órgano y guitarra para una típica letra de coches y tías.
El majestuoso riff de la inmensa "Maybe I'm A Leo" y sus consistente interacción órgano guitarra sólo pueden ser sostenidos por la explosiva pareja rítmica, la misma que sujeta consistentemente la melódica brutalidad llena de cruda energía de la desoladora "Pictures Of Home", el mejor tema del álbum.
El solo funky de teclado y la crativa batería de "Never Before" la convirtieron extrañamente en el primer single de "Machine Head", elección que probablemente se deba a su menor duración, susceptible de gozar de una mayor radio difusión que otros temas más extensos.
Después se aparece el riff más famoso de la historia del rock, "Smoke On The Water", dato este que seguramente perjudicó más que benefició a Deep Purple. Una poderosísima y desapercibida línea de bajo de Roger Glover conduce la historia de la quema del Casino de Montreaux, el lugar donde la banda tenía pensado grabar "Machine Head".
Los más de siete minutos de "Lazy" la colocan tal vez como la pieza menos comprendida del álbum, y por supuesto como una de las mejores. La abismal y progresiva intro del Hammond de Lord abre dramáticamente un corte en el que la fabulosa armónica de Gillan otorga un toque bluesy antes de explosionar y mostrar la perfección técnica del maestro Blackmore.
"Space Truckin'" cierra "Machine Head" del mismo modo que "Highway Star" lo abrió. Cabalgando sobre el maravilloso riff de bajo de Glover, la inventiva de sus letras y su tremenda sección instrumental, donde Paice se sale, la convirtieron en un clásico en los directos de la banda.
El álbum clásico cierra en este punto, pero conviene no olvidar "When A Blind Man Cries", una auténtica joya desechada de las sesiones de Montreaux, usada como cara B y aparecida en posteriores ediciones de "Machine Head". Melancólica, pasional y con un feeling absolutamente bluesy, muestra el ilimitado talento instrumental del Mark II.
La mejor conclusión que de aquí puede sacarse es que lo adecuado es tomarse "In Rock", "Fireball" y "Machine Head" como un todo, una especie de disco triple que muestra el nacimiento, la experimentación y la consolidación del sonido único de una de las mejores y más subestimadas formaciones de la historia del rock. Todo ello culminado, por supuesto, con el "Made In Japan".


2 comentarios:

  1. Espléndida entrada, Blue, difícil describir mejor la belleza creada por la segunda formación de DP. Me han entrado ganas de ponerme con ella y dedicarles algunas palabras.

    Un abrazo.

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    1. Probablemente el "In Rock", el "Fireball", el "Machine Head" y el "Made In Japan" son cuatro de los discos que más veces he escuchado en mi vida, y sigo haciéndolo. No hay semana en la que no suene uno por lo menos de los cuatro.
      Gracias por todo Gonzalo.

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